Postura y rostro son uno de los principales indicadores de nuestra salud. Nuestra postura refleja problemas relacionados con el sistema musculoesquelético, mientras que el rostro manifiesta nuestras emociones. Cuando algo nos duele, el cuerpo busca una posición en la que el dolor sea menor, lo que lleva a la formación de curvaturas, inicialmente pequeñas, que con el tiempo se convierten en deformaciones más grandes. Estos cambios físicos tienen su reflejo en el rostro, manifestándose en arrugas que trasladan el dolor y la fatiga. Además, el rostro refleja las emociones de la vida cotidiana: tristeza, ira, alegría, sorpresa, estrés y miedo.
Todas estas emociones afectan nuestra postura: una figura encorvada, hombros elevados, pecho cerrado o cabeza adelantada. Al aprender a relajarnos y alinear tanto el rostro (a través de la condición facial) como la postura (con Pilates), podemos controlar las emociones, sanar el cuerpo con los movimientos adecuados y devolverle la juventud y confianza. Facelates, es decir, fitness facial y automasajes, incluyendo masajes con ventosas, son una excelente alternativa a la cirugía plástica y el botox.
Facelates son ejercicios innovadores que esculpen el rostro con nuestras propias manos, como si fuera arcilla. Debemos entender que los músculos faciales también requieren entrenamiento y cuidado, al igual que todo el cuerpo. El impacto en los músculos faciales debe ser integral: el entrenamiento actúa desde el interior, y el masaje desde el exterior. Después de un trabajo completo en nuestro cuerpo, comenzamos a amarnos a nosotros mismos, disfrutamos de nuestro reflejo en el espejo y nos volvemos más seguros. Una actitud positiva y la irradiación de energía positiva atraen a las personas hacia nosotros, quienes también aman la vida.
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